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Maridaje del Jamón Ibérico de Bellota y los vinos de España.

By diciembre 13th, 2020 No Comments
Tinto y manzanilla

Maridaje del Jamón Ibérico de Bellota y los vinos de España.

Para muchos la compañía del Jamón Ibérico y el vino han resultado ser compañeros inseparables en la boca de los buenos paladares. Y no todas las generaciones han tenido las mismas preferencias para “las compañías del jamón”, lo que ha dado lugar, a no pocas polémicas. Desde el clásico maridaje de la carne grasa con vinos importantes, clásico de color y cuerpo y envejecidos se ha pasado a una amplia variedad de vinos, muchos sofisticados, con los que el Jamón Ibérico de Bellota, no solo casa bien sino que ambos que con ellos se enriquecen mutuamente en la boca.

El Jamón gusta a todo el mundo, y gusta tomarlo en cualquier comida y en cualquier época del año por lo que el vino que lo acompañe puede variar según estos parámetros, y en todas las ocasiones aumentando los sabores y los contrastes y enriqueciéndolo.

 

¿QUE VINOS MARIDAN MEJOR CON EL JAMÓN IBÉRICO?

 

Jamón Ibérico y manzanilla

Jamón Ibérico y manzanilla

Todos los expertos coinciden al menos en algo importante, y es que ambos se tienen que enriquecer mutuamente. Es decir, que tanto monta, monta tanto, el vino como el jamón, deben acentuar el uno al otro el sabor y los matices. La experimentada enóloga Maite Geijó nos dice que antes de pensar en el maridaje debemos de observar y tener en cuenta cosas como la grasa superficial de la pata y por ende la untuosidad en boca, la jugosidad del jamón y riqueza de matices y los pequeños puntitos que aparecen en los jamones de mayor sanación. Pero quizás esto sea tarea para muy entendidos, y quiero que todo el mundo tenga una idea de cual es el mejor maridaje del vino con el jamón ibérico.

La propuesta por excelencia es un fino o una manzanilla. La intensidad aromatizada y las notas a frutos secos del jamón encuentran armonía junto a las notas almendradas de los finos o las salinas de la manzanilla. Sin embargo debemos tener muy en cuenta que no se trata de vinos que gusten al público mayoritariamente. Son estos, vinos ligeros, de baja acidez y de alta graduación. Maridan bien con el ibérico pero un tinto no es menos apropiado y, sin embargo, tiene más adeptos.

El aroma intenso del jamón nos lleva a buscar vinos de potencia aromatizada. Por ejemplo los crianza de Ribera del Duero. Estos se distinguen por sus aromas a frutas rojas y a condimentos dulces y notas de madera, por lo que son idóneos para fortalecer los matices del jamón. La armonía y el contraste garantizan el éxito de este maridaje. Una vez más y como siempre en gastronomía la clave de la armonía entre la gastronomía y el vino está en el equilibrio. Nunca el vino ha de tapar el sabor del jamón ni debe ser demasiado fuerte como para hacer desaparecer o rebajar los matices del vino.

Hay quien se atreve a fórmulas de maridaje más valientes, sorteando la reticencia o perplejidad de los más clásicos e inmovilistas. Hace poco alguien me aconsejó un Champagne en concreto, el Cuvée des Caudalies, que nos proporciona, gracias a la cremosidad de sus burbujas, un refrescar en boca la untuosidad del jamón.

Una de las cosas que diferencian al jamón ibérico de otros productos delicatessen como el foie o el caviar, es que podemos consumirlo a cualquier hora, y dependiendo de ello se debiera maridar de diferente manera. Los aceites esenciales de la bellota resultan fortalecidos por los vinos de tonos salinos y concentrados. Vinos con estructura que potencian en boca a los dos productos sin que ninguno de ellos domine al otro.

Vinos de España

Vinos de España

También es importante considerar la época del año. De la misma forma que en invierno sería bueno optar por vinos desprendidos, en la primavera y el verano podemos echar mano de espumosos y blancos. De hecho, son muchos los partidarios de maridar el jamón ibérico con los vinos más suaves, siempre a fin de no enmascarar el sabor del primero. Eso si, que el vino tenga algo de acidez para ayudar a quitar la grasa del jamón en la boca. La combinación ganadora sería el perfecto equilibrio grasa-acidez.

 

La unión entre el jamón y el vino es una larga historia. Y es verdad que hace mucho tiempo podrían habernos aconsejado un buen Rioja para maridar, o alguno de los mejores vinos de Burdeos o Borgoña. Los gustos cambian, los siglos pasan y todo tiende a sofisticarse y a modernizarse. Hoy el maridaje se afronta desde una óptica basada en el respeto a un mínimo de reglas, e incluso la ausencia de ellas. Todos en el mundo del vino tenemos una cosa clara, por encima de todo lo importante es que te guste a ti, lo demás es secundario. Da igual que seas el más distinguido sumiller o un novato en este mundillo, no hay gustos de primera o de segunda.

Los tintos jóvenes ligeros y secos también pueden maridar relativamente bien con el jamón. Pero los tintos jóvenes muy corporales y estructurados no. También es preciso un equilibrio entre el contenido de alcohol y la acidez. El fino y la manzanilla, una vez más hay que decirlo, muestran lo mejor que tienen cuando se unen al jamón ibérico. Se complementan a la perfección en las sensaciones táctiles. En la boca se genera un calor derivado del alto contenido alcohólico, lo mismo del fino como de la manzanilla, y disuelven la grasa del jamón consiguiendo que se aprecie y se disfrute al límite.

No está de más el consejo de como cortar el jamón, siempre en muy finas láminas, para favorecer que el sabor del jamón se funda convenientemente en la boca. Es verdad que no todo el mundo corta de esta manera el jamón y que hay gustos diferentes, y ahí no digo nada… Si te gusta el corte en “dados” nos encontramos con alguna diferencia también en el maridaje, porque podemos optar de entre una extensa gama de vinos tintos, de jóvenes a viejos tintos, reservas y grandes reservas, y también los crianza. Estos últimos son cada vez más apreciados por sus extensas posibilidades de maridaje.

Hay múltiples combinaciones para maridar. No hay una receta universal y no existe el maridaje perfecto. Al menos no el maridaje que coincida con el beneplácito del cien por cien de los consumidores. Según la gastronomía avanza y se funde con la tecnología, y aparece en los restaurantes el “tío del soplete”, cualquier cosa puede ocurrir en el futuro. ¿Un vino azul con un jamón sacado de una probeta elaborado de células madre? No se si viviré para verlo…De momento me quedo con lo que hay, que no es poco ni manco. El jamón ibérico con un estupendo fino de Jerez, un Manzanilla de mi Málaga, o un estupendo Ribera del Duero. Y a vivir, que son cuatro días…